Fue un viaje tremendamente apasionante a la vez que muy interesante. Se pudo contemplar las maravillas que cada ciudad tiene dentro del global que es la península Ibérica (España). En Toledo pudimos contemplar los exteriores de El Alcázar, su plaza, sus talleres de artesanía…
Y ya en Aranjuez nos recibió el fastuoso y esplendoroso Palacio Real en el que llegamos a conocer parte de la historia de nuestros Reyes pasados. Conseguimos un remanso de paz y tranquilidad dentro de sus jardines
La pena ha sido no poder permanecer más tiempo en todos estos lugares pero supongo que como a mí, a la vuelta nos acompañó la felicidad de poder haberlo visto y la esperanza de que se pueda regresar otra vez.
José Catón
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