miércoles, 19 de diciembre de 2012

Relato corto

José Catón, alumno de Mentor-Scribus y de Inglés nos envía este bonito relato. Esperamos que os guste.


Llueve. Pequeñas y pocas gotas caen sobre el suelo. Plop, plop, plop. Poco a poco arrecia y cada vez son más. Muchas más. Llueve. Y la gente empieza a correr. Yo sonrío. Va a venir. Tapo  mi casa hecha de cartones. Cubro el techo con bolsas raídas encontradas en la basura. Y llueve. La calle se llena de lonas de todos los colores. O sea de paraguas. El cielo desaparece bajo una tapia de ladrillos de nubes negras. Llueve cada vez más. Me tomo un trago de vino de tetrabrik. 

Plopoploplop. Plopoploplop. 

El muro se rasga. Una luz cegadora aparece seguida de un estruendo. Barabum. Y se repite por otro lado de la muralla. Barabum. Y yo sonrío. Otro trago de vino barato. Ya está aquí. Con sus cabellos dorados y sus ojos de gata. Con su blusa blanca, su falda corta y sus botas de tacón alto.

–Te invito a cenar– le digo, igual que el primer día, cuando la conocí.

Sigue lloviendo y bajo mi casa cenamos una sopa de huesos de pollo, encontrados en un contenedor.

Brindamos con el “Don Simón barato” de tetrabrik. Y entre copas el deseo se infiltra en nuestros cuerpos. Sigue lloviendo. Plopoplopop, Plopoplopop. Por un hueco de los cartones se contemplan niños chapoteando entre las pequeñas lagunas del asfalto. Y madres recogiéndolos, y otra vez un estruendo. Barabum. Nos besamos. Nos damos los besos del olvido. ¿O del recuerdo?. No sé. Nuestros cuerpos se funden en uno sólo mientras hacemos el amor salvajemente. Como si fuera el último día que nos quedara por vivir. Y el sudor se confunde con el agua que llena la calle.

Poco a poco la lluvia va parando. Miro por el hueco entre cartones y el aire se lleva esas piedras negras. Y aparece el cielo otra vez. Tímidamente el sol se despereza echando sus brazos por una esquina. Y me avisa. Ella se va a marchar. Nos damos un último beso.

 Un caballo blanco viene y se la lleva. Ya se va. Tomo otro trago de vino. Salgo a la calle. Solo  queda la estela que ha dejado. Un arco multicolor. Ya no llueve. Estoy triste y a la vez contento. Sé que vendrá. Sé que volverá. Ella siempre vuelve. Siempre viene cada vez que llueve.

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