Tras la primera película del ciclo, viene la segunda, con la desternillante "La vida de Brian". Esta semana en las XIII Jornadas Culturales, hemos tenido exposición de 100 años de WILPF y una visita guiada por la morería de Zaragoza, a cargo de Wasilla de la Asociación Argelinos de Aragón. La semana anterior dos charlas a cargo de ALCER, sobre donación de órganos. Y este viernes cine, en nuestro IX ciclo, con la obra maestra de los Monty Python. Risas aseguradas y como siempre presentación y fórum a cargo de nuestra experta Ana Asensio. A continuación su reseña de la película.
A mitad de la pasada década de los
setenta el grupo británico de humor Monty Python disfrutaba de las mieles del
éxito gracias a la popularidad de su show televisivo “Monty Python’s Flying
Circus”, que les facilitó el salto a la pantalla grande con “Se armó la gorda”
(estrenada en 1971 como una antología de los mejores
sketches del programa) y “Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos
seguidores” (1975). Fue precisamente promocionando su desternillante caricatura
de la leyenda del rey Arturo cuando se les ocurrió, entre bromas, un nuevo
largometraje de tema bíblico, hasta entonces no abordado nunca desde el punto
de vista cómico. Tras documentarse mucho optaron por desarrollar una parodia de
la fe ciega a través del personaje de Brian, nacido en Belén el mismo día que
Jesucristo y, en una sucesión de continuos equívocos, seguido de forma caótica
como un falso (y torpe) Mesías. A pesar de que su potencial carácter
controvertido les dificultó obtener financiación, finalmente, gracias al apoyo
económico del exBeatle George Harrison, consiguieron rodar en 1978 en Túnez “La
vida de Brian”, interpretando los seis miembros del grupo nada menos que
cuarenta personajes diferentes.
Decidieron estrenar la película en agosto de 1979 en Estados Unidos, donde, sorprendentemente, se alinearon protestantes, católicos y judíos para declararle la guerra considerándola blasfema y sacrílega. Este accidentado arranque no evitó una creciente corriente de público que se divertía muchísimo con ella, que continuó en su divulgación internacional, a pesar de que, por presiones religiosas, fue prohibida su exhibición en varias ciudades inglesas e incluso en países enteros como Irlanda, Sudáfrica y Noruega. Hoy ya nadie se escandaliza con esta hilarante sátira del fanatismo y de cualquier tipo de fundamentalismo, siendo valoradas muchas de sus escenas como cumbres del humor absurdo y convertida su canción final, “Always look on the bright side of life” (Mira siempre el lado bueno de la vida), en todo un clásico.
Decidieron estrenar la película en agosto de 1979 en Estados Unidos, donde, sorprendentemente, se alinearon protestantes, católicos y judíos para declararle la guerra considerándola blasfema y sacrílega. Este accidentado arranque no evitó una creciente corriente de público que se divertía muchísimo con ella, que continuó en su divulgación internacional, a pesar de que, por presiones religiosas, fue prohibida su exhibición en varias ciudades inglesas e incluso en países enteros como Irlanda, Sudáfrica y Noruega. Hoy ya nadie se escandaliza con esta hilarante sátira del fanatismo y de cualquier tipo de fundamentalismo, siendo valoradas muchas de sus escenas como cumbres del humor absurdo y convertida su canción final, “Always look on the bright side of life” (Mira siempre el lado bueno de la vida), en todo un clásico.
Ana Asensio
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