por Ana Asensio
Coordinadora del ciclo
Dentro de nuestro ciclo de cine en torno al humor, la sesión de este viernes 7 de febrero la dedicamos a la screwball comedy.
Con este término, equiparable en español a comedia chiflada, enloquecida o disparatada, se alude a un subgénero cinematográfico genuino de Hollywood que brilló intensamente durante un periodo concreto: desde mediados de los años 30 a mediados de los años 40 del siglo pasado, si bien sus influencias y resonancias trascienden este intervalo temporal. Cruce entre la comedia romántica y el humor slapstick, presenta unos rasgos propios que le aportaron enorme popularidad entre el público estadounidense, necesitado de dosis extras de ánimo en la superación de su histórica Gran Depresión económica.
Por un lado, en tono desenfadado y amable, ilustra argumentos donde, a menudo, personajes de comportamientos extravagantes revolucionan a otros mucho más convencionales, en ocasiones ironizando sobre la diferencia de clases; por otro, prima diálogos abundantes, ingeniosos y chispeantes, desarrollando guiones de acciones ágiles, incluso frenéticas, donde se suceden equívocos, dobles juegos o apariencias falsas. Además, concede una relevancia especial a la protagonista femenina: inteligente, natural, espontánea, enérgica y, en general, con más iniciativa y decisión que su pareja masculina.
A su éxito contribuyó, además de su mensaje vitalista, la confluencia del talento de nuevos guionistas incorporados al cine sonoro y el carisma interpretativo de sus repartos, a cuyo frente se situaron cineastas de la talla de: Frank Capra, Preston Sturges, George Cukor, Leo McCarey, Ernst Lubitsch, Billy Wilder y Gregory La Cava.
Perfecto exponente de la fructífera unión artística resulta el equipo de “La fiera de mi niña” (Bringing up Baby, 1938), protagonizada por los irrepetibles Cary Grant y Katherine Hepburn, y dirigida por el realizador todoterreno Howard Hawks, responsable de otras joyas de la screwball comedy como “Luna nueva” (His girl friday, 1940), “La novia era él” (I was a male war bride, 1949), “Me siento rejuvenecer” (Monkey business, 1952), todas ellas con Cary Grant, y “Bola de fuego” (Ball of fire, 1941).
“La fiera de mi niña” no alcanzó el éxito de taquilla esperado, pero sí una excelente acogida crítica, llegando a calificarla el gran actor del género Harold Lloyd como la comedia mejor construida que había visto en su vida. El tiempo la ha convertido en todo un clásico, homenajeada en numerosos filmes posteriores, como “Su juego favorito” (Man's favorite sport?, 1964, del propio Howard Hawks) o “¿Qué me pasa, doctor?” (What's up, Doc?, 1972, Peter Bogdanovich).
Con este término, equiparable en español a comedia chiflada, enloquecida o disparatada, se alude a un subgénero cinematográfico genuino de Hollywood que brilló intensamente durante un periodo concreto: desde mediados de los años 30 a mediados de los años 40 del siglo pasado, si bien sus influencias y resonancias trascienden este intervalo temporal. Cruce entre la comedia romántica y el humor slapstick, presenta unos rasgos propios que le aportaron enorme popularidad entre el público estadounidense, necesitado de dosis extras de ánimo en la superación de su histórica Gran Depresión económica.
Por un lado, en tono desenfadado y amable, ilustra argumentos donde, a menudo, personajes de comportamientos extravagantes revolucionan a otros mucho más convencionales, en ocasiones ironizando sobre la diferencia de clases; por otro, prima diálogos abundantes, ingeniosos y chispeantes, desarrollando guiones de acciones ágiles, incluso frenéticas, donde se suceden equívocos, dobles juegos o apariencias falsas. Además, concede una relevancia especial a la protagonista femenina: inteligente, natural, espontánea, enérgica y, en general, con más iniciativa y decisión que su pareja masculina.
A su éxito contribuyó, además de su mensaje vitalista, la confluencia del talento de nuevos guionistas incorporados al cine sonoro y el carisma interpretativo de sus repartos, a cuyo frente se situaron cineastas de la talla de: Frank Capra, Preston Sturges, George Cukor, Leo McCarey, Ernst Lubitsch, Billy Wilder y Gregory La Cava.
Perfecto exponente de la fructífera unión artística resulta el equipo de “La fiera de mi niña” (Bringing up Baby, 1938), protagonizada por los irrepetibles Cary Grant y Katherine Hepburn, y dirigida por el realizador todoterreno Howard Hawks, responsable de otras joyas de la screwball comedy como “Luna nueva” (His girl friday, 1940), “La novia era él” (I was a male war bride, 1949), “Me siento rejuvenecer” (Monkey business, 1952), todas ellas con Cary Grant, y “Bola de fuego” (Ball of fire, 1941).
“La fiera de mi niña” no alcanzó el éxito de taquilla esperado, pero sí una excelente acogida crítica, llegando a calificarla el gran actor del género Harold Lloyd como la comedia mejor construida que había visto en su vida. El tiempo la ha convertido en todo un clásico, homenajeada en numerosos filmes posteriores, como “Su juego favorito” (Man's favorite sport?, 1964, del propio Howard Hawks) o “¿Qué me pasa, doctor?” (What's up, Doc?, 1972, Peter Bogdanovich).
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